Era jueves y solo disponíamos de una cuantas horas.
¿Vamos? - me dijo
¿Vamos? - me dijo
Y allí estábamos, arriba de un taxi para que fuera posible.
Cuando llegamos y el mundo se iluminó todo.
La escalera de la Iglesia, plagada de vendedores, flores, animales, telas, ceniza...
Era como el camino al cielo.
Magia y fascinación. Difícil no evocar sus escaleras sin conmoverse.
Sinuoso recorrido, lleno de colores.
Telas, frutas, comidas increíbles, aroma a incienso y gente, mucha gente.
Recovecos y pasadizos hacían del mercado un lugar dispuesto al encuentro.
Sinuoso recorrido, lleno de colores.
Telas, frutas, comidas increíbles, aroma a incienso y gente, mucha gente.
Recovecos y pasadizos hacían del mercado un lugar dispuesto al encuentro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario