Cuando viajo siempre intento conocer a lo menos un café, un restaurante, unas cuantas plazas, ver como cae la noche en las calles más comunes. También me preocupo de sostener un par de conversaciones interesantes y entretenidas, y de no ser posible, escuchar conversaciones de otros suele ser una buena opción.
Me gusta mirar los letreros de las tiendas, ver si hay perros en las calles, aproximarme a los olores de las gentes, apreciar las casas, los edificios, mirar las iglesias. De manera particular me atraen los cementerios, creo que es una gran forma de conocer a quienes habitan un lugar (el de Punta Arenas por ejemplo es una gran cosa).
Viajar es como vivir, uno puede hacerlo de diversos modos, todo depende de las decisiones que tomemos. Hay viajes inconclusos, otros que no entendemos, a los que no podemos encontrarles un lugar ni sentido. Hay viajes solitarios, otros de trabajo, hay viajes en patota y en familia. Hay viajes aventureros, terapeúticos, paradisíacos, viajes de placer, puro placer, viajes de duelo y dolor, viajes para visitar, otros para conocer.
Lo bonito de un viaje es que cuando éste concluye ya podemos comenzar a hacer las maletas para el siguiente. Porque los viajes no comienzan cuando nos subimos a un medio de transporte, ni cuando tenemos los pasajes comprados. Al menos a mi me ocurre que inicio los viajes en la mente y el alma, en los cuadernos escritos, en mi computador por las noches, asi comienzo a idear un camino posible, una compañía posible, un plan. Hace poco conocí un programa que se llama google earth que me permite hacer los viajes más increíbles (y sin moverme del escritorio), de eso modo voy y vuelvo a un montón de rincones sin que nadie se entere.
Me gusta pensar que cada viaje deba terminar con un ALGO, que algo deba ocurrir en nuestras vidas. Este blog quiero pensarlo como un viaje, una invitación a compartir los granitos de arena que resultan de cada viaje, de cada expedición.
En los viajes, largos o cortos, siempre me acompañan un cuaderno y un lápiz (por cierto también un par de fotos de mis hijas). Necesito registrar de algún modo lo que veo, lo que escucho, lo que huelo. De un modo que me ayude a entender el porque siento que cambio, al menos en parte, la piel cuando retorno. De ese modo surgen mis algos, palabras derramadas en un intento de armonía sobre un papel
Esto tiene que ver con me gusta la palabra escrita, tiene fuerza, coraje y memoria. Con que las palabras dispuestas con un cierto orden me acompañan y acompañan a otros. Palabras serias y divertidas, palabras amables y a veces rudas, palabras de amor y desamor, palabras para denunciar, para pedir, para dar.
VENGO VIAJANDO
NO RECUERDO DESDE CUANDO
CRUZANDO BOSQUES FRONDOSOS Y HÚMEDOS
AÑOSOS, COMO NOSOTROS Y AQUELLOS
RECONOCIENDO EN ELLOS LA SABIDURÍA DE LA SAVIA Y DE LAS HOJAS
CON SUS SURCOS ENGAÑOSOS E INVISIBLES
SIGO VIAJANDO ENTRE SUEÑOS Y LÁGRIMAS
DESDE LA VÍA LÁCTEA
HASTA EL PECHO QUE ALIMENTA
Y NO LOGRO LLEGAR
NO HAY HORIZONTE EN MI VIAJE
SOLO AMANECERES ETERNOS
NO RECUERDO DESDE CUANDO
CRUZANDO BOSQUES FRONDOSOS Y HÚMEDOS
AÑOSOS, COMO NOSOTROS Y AQUELLOS
RECONOCIENDO EN ELLOS LA SABIDURÍA DE LA SAVIA Y DE LAS HOJAS
CON SUS SURCOS ENGAÑOSOS E INVISIBLES
SIGO VIAJANDO ENTRE SUEÑOS Y LÁGRIMAS
DESDE LA VÍA LÁCTEA
HASTA EL PECHO QUE ALIMENTA
Y NO LOGRO LLEGAR
NO HAY HORIZONTE EN MI VIAJE
SOLO AMANECERES ETERNOS
Nota: De los viajes dormida hablaremos en otro momento
1 comentario:
La palabra escrita queda, se eterniza, trasciende. Tiene la virtud de ser recuperada, recordada, revivida.
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