
Era tarde cuando repiqueteó el teléfono, no reconoció la numeración, especuló inquieta sobre quién podría ser. La confusión se apoderó de ella cuando advirtió que era su antiguo gran amor, lo supo porque recordó el sonido de su silencio y se conmovió. Aló?- dijo, aunque sabía que era él. Volvió a preguntar - ¿Quién habla? -, y solo obtuvo como contestación una mudez inquebrantable. Dejo pasar unos segundos y se animó a hablarle, a contarle de su vida del último tiempo, a dibujarle con palabras todo lo no dicho. Le contó que había aceptado que el dolor le acompañaría eternamente, que se había reconciliado con la idea de que no había forma de pedir perdón cuando el amor se apaga. Le dijo cuanto le quería aún y cuanto amaba el recuerdo de aquella sublime historia de amor. Que nadie podría haberle acompañado mejor en aquellos días, que los sueños que habían construido, aunque ya no estaban, eran los más perfectos que nunca pudieron haberse fundado dos amantes. Que ya no importaban las palabras hirientes recibidas, que solo atesoraba las palabras dulces en algún lugar del corazón para poder lucirlas frente a las pequeñas cuando ya no lo fueran. Él seguía ahí, atendiendo a sus palabras con devoción. Ella se había resignado a esa suerte de confesión en formato de monólogo. Entendió, por el sollozo que sintió del otro lado, que él no diría nada. Alcanzó el sonido de su silencio nuevamente y acepto la idea de que el olvido esta lleno de memoria. Voy a colgar, le dijo, es tarde. Aquel sonido impregnó cada partícula de aire de la habitación, trajo colores y aromas de viajes ya pasados. Se sintió reconfortada, de algún modo nutrida. Los gestos, las señales del último tiempo era lo que necesitaba para recuperar la imagen de quien tanto había amado. Entonces solo durmió. |
13 comentarios:
Amanda:
Cada palabra descrita ahí me hace recordar momentos de mi vida en que tuve que tomar desiciones dolorosas, cerrar una parte de ella y seguir caminando, sin embargo han pasado años y pienso debería haber hablado, no sé el destino es tan insospechadamente extraño, que será un enigma permanente en mi corazón.......... quiero aprovechar de presentarte al Cote (www.rancaguaemprende.blogspot.com) gran amigo y bloggero, si puedes visitalo, un abrazo y besos
q bueno saber de ti, t ehechaba de menos, ahora me voi a la U, en la noche te escribo algo mas , besos ...
cuidese...igual te hecho de menos...mala amiga nomas
Hunter
este relato me conmovio...me trajo mas aun la tristeza de pensar en los amores adolscentes..(quiza el de la historia ya no lo era) pero realmente me puse en el caso y lo vi adolescente...
magnifico relato mujer..
besos
Hola Amanda:
Los recuerdos son como las Golondrinas que emigran y vuelven, y así sucesivamente. El cofre de tu mente guarda hasta los últimos vestigios del más mínimo detalle, cuando los sueños han sido profundos cuesta despertar.
Muchos cariños, y que tengas un muy buen fin de semana.
Querida hermosa fotografia,y genial escrito.
cuando uno emprende un viaje hacia sus sueños,puede que el viento no sople a nuestro a favor y la tierra se este partiendo en dos,siempre es buen clima...no lo crees ?---
Vaya que historia, pero prefiero quedarme con el final..."Entonces solo durmio". Todo ya se habia dicho.
Saludos
uffff qué dolor... nunca sé si es mejor hablar o llorar en silencio, saludos, c.
Me gusta escuchar los sonidos del silencio en plena natualeza, no a través del teléfono.
Un abrazo
Lo mejor es limpiarse y seguir adelante.
Saludos
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LaRomané
Queridísima,
Me parece un gran rito de liberación no buscado, pero intuido. Cerrar un ciclo y comenzar otro... puede que con la misma persona pero en un estado de sanación.
Un abrazote
Creo que ese sera mi destino
el mio tambien
Es potente el silencio. Dícese una vez --de los tiempos en que los estudios de grabación usaban cinta magnética-- de un sonidista que juntaba todos los trozos sobrantes de silencio, y que oía esa cinta en su tiempo libre.
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