domingo, agosto 07, 2016

Llámame



- Llámame en la tarde- me dijo.
Entonces, con la voz asfixiada, le regale una tibia mirada.
Ese día preparé café muy dulce. Más tarde cocine un budín de verduras y papas salteadas con merquén. Él no regreso para la cena. Comí sola y luego dormite la tristeza en el sofá.

Recuerdo que ese día le dije que le quería y me quedé a su lado, mirándolo más allá de sus ojos. Pero su miedo pudo más. Presumo que fue su miedo, su inconmensurable miedo, el que instaló el silencio y evadió la piel.

- Llámame en la tarde  - me dijo. Sin saber lo que vendría. La batalla que anunciaba el abismo apagando la armonía de los besos y la miel. Definitivamente su miedo pudo más. Conjeturo que fue su miedo, su inconmensurable miedo, el que no advirtió el precipicio que vendría. Esa noche volví al sofá y dormí el desconsuelo hasta el alba.

Ahora el cielo comienza a cambiar de color. Pero el abismo nos dejó sin puentes ni caminos para volver a andar. El espacio quedó a oscuras y en la batalla perdí el teléfono donde estaba escrito su número.

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