Poner en la balanza, arqueos, clausuras, cuentas públicas, retos.
Todas son palabras que afloran con fuerza en estos días de fin de año, cargadas de una necesidad racional y occidental de saber y contar cuan bien estuvo el año que se nos va y de las expectativas del que se viene. En este lado del planeta comenzamos el primer día de enero nuestro nuevo año, sin detenernos a pensar que del otro lado del planeta están atentos a la luna.
Pareciera que tenemos una cierta necesidad, tal vez inventada, de hacer balances, de medirnos, de cuestionarnos en estas fechas. De llorar y reir intensamente.
Por qué hacerlo en estas fechas o tan sólo en estas fechas. Porque tiene que ser el 31 de diciembre “el momento”. Por qué no hacerlo cuando llega el invierno y necesitamos un tiempo para recogernos y arroparnos. Por qué no en otoño mirando caer las hojas. Creo que ambos son mejores contextos que los acalorados y agitados días de Diciembre.
Por qué no hacerlo simplemente cuando lo necesitamos, cuando el cuerpo lo pide a gritos y el corazón lo reclama, en vez de cuando el calendario lo impone. Debiéramos tener muchos años nuevos en este 2006 que se nos viene, asociados a los ciclos vitales, para poder curar heridas y abrir cauces nuevos, para poder cambiárnosla piel como las serpientes y nacer de nuevo.
Mi deseo de año nuevo para todos, todas y para mi por cierto es poder cambiar la piel cuantas veces sea necesario durante el 2006, para que se vayan las penas, para que florezcan primaveras.
primaveras
como enseñarte a mirar el mundo
detenida y pausadamente
a que aprendas tesoro mío
a encantarte con el verde de las hojas del sur
y los rojos de los cerros altiplánicos
cuando anochese
cómo enseñarte a descubrir el aroma del bosque después de la lluvia
a alimentarte de la brisa del mar cuando toca tu rostro
y que no te abrume la sequedad
como explicarte que basta con ser feliz día a día
con disfrutar del cantar de los pájaros cuando amanece y con el silencio de una tarde en el desierto
vive tesoro mío, hazlo intensa
pero lentamente
como enseñarte a mirar el mundo
detenida y pausadamente
a que aprendas tesoro mío
a encantarte con el verde de las hojas del sur
y los rojos de los cerros altiplánicos
cuando anochese
cómo enseñarte a descubrir el aroma del bosque después de la lluvia
a alimentarte de la brisa del mar cuando toca tu rostro
y que no te abrume la sequedad
como explicarte que basta con ser feliz día a día
con disfrutar del cantar de los pájaros cuando amanece y con el silencio de una tarde en el desierto
vive tesoro mío, hazlo intensa
pero lentamente
que al final del día soñaras primaveras
3 comentarios:
¿Es usted doña Claudia?... Bienvenida a la blogósfera.
La estoy leyendo,
Saludos,
Hola Claudia, me ha gustado mucho tu blog leyéndolo ahora con más detención... me gusta la combinación de alguna idea con un poema de regalo, gracias y felicitaciones !!
Mi viaje al 2006 fue más pausado que en años anteriores... pero me gustó e intuyo que este año será especial.
Saludos, Pablo.
Y por qué no un viaje al 2046?
Publicar un comentario