lunes, febrero 19, 2007

de viajes y de sueños…


Más de mil kilómetros recorridos entre Santiago y Río Bueno, allí donde nació mi padre. Senda hecha prefiriendo una ruta sinuosa, llena de maravillosos recovecos y de caminos alternativos, bifurcaciones donde a ratos jugábamos a elegir si continuar por la derecha o por la izquierda.

Veinte días de pleno disfrute, ocio y goce. La compañía permanente de la grande y la pequeña, la música correcta, y mucho pero mucho bloqueador en el brazo izquierdo. Noches conversadas, tardes de playa, pisco sour acompañados de la luna, cumpleaños bien celebrados y algo de cariñosa compañía.


La ruta de los Cementerios…
Siempre me han gustado los cementerios, acaso será porque me imagino que hablan por sus habitantes.
Visitamos a mi abuela Laura en el cementerio de Chillán. ¡Que buena charla tuve con las niñas sobre aquella mujer! les hable de su fuerza, de su garra, de los cigarrillos Hilton rojo, de los pañitos bordados a mano y de su cazuela. 
Un ramito de flores silvestres para mi tata Andrés en el cementerio de Los Lagos, allí justo al frente de Los Morros lugar elegido para nadar en el río San Pedro, de pequeña. ¡Cuanto recuerdo de verano de infancia!
Luego el cementerio de San Pablo, un examen más solemne, más distante, el padre de mi padre, a quien no conocí. Sin embargo, estuve allí recogiendo parte de mi historia.



Camino a Lonquimay…
De Curacautín a Las Termas de Manzanar, definitivamente un merecido gusto burgués que me daría nuevamente. La biblioteca de Malalcahuello, su bibliotecaria, las niñas leyendo en ese lugar… sin palabras que puedan describir esa imagen. Luego los saltos de la Princesa y del Indio, el Túnel Las Raíces y el mismísimo pueblo de Lonquimay, allá perdido en la cordillera.
Pellaifa, lago escondido, de costas rocosas y una exuberante vegetación. Contemplar la Playa Pellaifa fue un rito, ver esos cientos de árboles hundidos luego del terremoto del año 1960 me remonto al recuerdo de tantas historias de niña. Y cerca de allí el deleite de las termas que llevan el mismo nombre
Riñihue, la espectacular desembocadura del río San Pedro y la tarta de frambuesa en Riñipamu.
Los pueblos...
Los Lagos, Río Bueno, ambos lugares natales de mis padres. Por sus calles anduve, desandando caminos, como recogiendo migas de pan que alguien dejo para tener señales y volver, y es que me encanta desandar los caminos y andar recogiendo las pequeñas historias.
A mi regreso y de imprevisto, todos arriba, casa rodante incluida, ruta costera desde Iloca, pasando por Duao y Vichuquen, llegando a Pichilemu, no pensaba ir allí, tampoco recordaba lo que significaba para mí ese lugar hasta que llegué allí. Fue hermoso darme cuenta que fue sencillo resignificarlo, solo se requería una sonrisa.
En fin, ya en casa desde hace varios días, sonriendo, preparando las maletas para un nuevo y prometedor viaje.


Varias rutas pueden dibujarse para hablar de estos días, varias maneras de reflejar veinte días de ilusiones…





La ruta de los Lagos…
Panguipulli (Tierra de Leones) nos esperaba plagado de rosas y de carteles señalando su reivindicación por ser capital de provincia, como antaño. Sus decenas de cuestas, que no se me vinieron cuesta arriba. Y el lago, que parecía hablar de la historia de lugar, de la explotación maderera por allá por los sesenta.

Pullinque, lago artificial rodeado de un paisaje espectacular. Desde el mirador del cerro Cahuincul pudimos ver la maravilla del Calafquen y sus islas que me dejaron como prendida de una estrella. Coñaripe es un lugar precioso al que quiero volver.





14 comentarios:

Marce dijo...

las maravillas que te brinda un viaje, lleno de reencuentros, historia, afectos y paisajes.
Me alegra que el sur te haya acogido, abrazado, iluminado y envuelto en renovados sentimientos de tus eternos viajes.
Mil abrazos, querida Amanda.
Preciosas fotos.

Erika Contreras dijo...

Qué vacacions más lindas, se percibe que lo pasaste bien.
Gracias por pasar por mi blog
saludos
erika

princess olie dijo...

Un recuerdo para atesorar en las frías noches de invierno.

Te dejé un comentario hace días en este post, pero parece que desapareció en las intrincadas redes cibernéticas.

Saludos,

olie

Quiltro dijo...

Los viajes, ya se ha dicho tantas veces, tienen mapas superpuestos, uno físico que deja un rastro a veces perceptible en el mundo, una senda de aromas, ramitas quebradas, pisadas en el barro o en la arena, un perro acariciado y echado en su siesta, una sonrisa, un fastidio; y otro mapa invisible y profundo, que registra cada estallido del corazón, cada borrachera de brisas y olores de mar y de tierra, cada conversación. En ese mapa el camino somos nosotros, el rastro queda en nuestra piel.

Me alegro por tanto viaje, aquél del que regresas, aquellos que emprendes. Y una vez más te deseo suerte, desde este curioso lugar de conocer y no conocer y a fin de cuentas conocer.

Nelson Alvarez dijo...

Qué lindas todas esas fotos... me acordé de aquellos viajes al sur donde anduve por pueblos y caminos parecidos a los que mencionas!

En esos tiempos no tenía blog ni cámara digital para inmortalizar o transmitir la belleza del paisaje.

Gracias por compartir la experiencia.

Saludos!

María José dijo...

Que suerte! sin querer llegué a tu blog, me encantó tu viaje, qué envidia. Los paisajes maravillosos llenándote de vida, un sueño.

c. dijo...

me traes tantos recuerdos... saludos, c.

Paula García dijo...

Que hermoso!!! gracias por compartirlo. Saludos, Paula

Mary Rogers dijo...

Es el mejor relato de vacaciones que he leídooo! Veo que tienes novedades pronto. ¡Me alegro!
Preciosas las fotos y se nota la felicidad de las niñitas.
Abrazos para las tres

princess olie dijo...

¡FELIZ DÍA DE LA MUJER!

ABRAZOS DE OLIE

Marce dijo...

Feliz Día de la Mujer, Amanda!

Pato Correa dijo...

Amanda:

Hermoso lugares que has visitado, llegaras relajadita.
Te escribía para desearte Feliz día de la Mujer, gran día para celebrar.

un abrazo

campesina dijo...

Abrazote grande en el día de la mujer, disfruta junto a tus mujercitas...
cariños combativos

Rodrigo dijo...

hace tiempo que pienso que una de las mejores cosas que tienen los viajes es el regreso..., claro, no nos damos cuenta de aquello sino hasta pasado un tiempo...los regresos a nuestro jardin secreto, los regresos de los que queremos...

abrazo cariñoso...